Mientras España se prepara para ser la sede de Eurovegas, Gran Bretaña opta por limitar severamente el uso de las máquinas tragaperras: el Gobierno de David Cameron revisará en sentido restrictivo la liberalización llevada a cabo por los laboristas. En la actualidad, hay en territorio británico alrededor de 32.000 máquinas tragaperras; en 2007, solo había alrededor de 16.000. Una progresión lo suficientemente inquietante como para que el Ejecutivo intervenga.
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